miércoles, 18 de noviembre de 2009

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Copa de nada

EU, por el derribo de muros… ajenos

Por Adriana Citlalli Toledo Montes

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. Miguel de Cervantes Saavedra.

El nueve de noviembre de 1989 dos sociedades distintas en un país volvieron a juntarse, tras 28 años de existencia cayó “El Muro de Berlín”, el cual separaba a la República Federal Alemana de la República Democrática Alemana.
Este hecho marcó la historia del mundo, se demostró que las barreras que el gobierno impone no sirven de nada cuando la sociedad se une de una forma organizada a “hacer ruido” por los hechos que no le parecen.
En esta semana se pudieron observar imágenes en los medios de comunicación que nos mostraban el festejo de los alemanes por el acontecimiento ocurrido en 1989, un evento significativo realizan año con año para conmemorar su grito de libertad, el renacimiento de una sociedad que vivía bajo un autoritarismo político.
“La vecindad con Estados Unidos es fatalidad geográfica”. Gregorio Torres Quintero.
Lo sorprendente de todo esto, es que no sólo en el país de Europa Central recuerdan y celebran, sino en la mayor parte del mundo, y es, en verdad, una vergüenza y ofensa, que Estados Unidos se una a la festividad de este suceso.
¿Con qué cara el gobierno estadounidense elogia que se le haya puesto fin a una barrera si está haciendo lo mismo con México?
Los hechos y las palabras son contradictorios, ¿a qué juegan? ¿A mostrarle a los países europeos que se solidarizan con ellos pero sin mostrarle lo que hacen en contra del nuestro y de otros más?
Me refiero al muro fronterizo entre Estados Unidos y México, conocido coloquialmente en nuestro país como Muro de la Tortilla, el objetivo principal del mismo (según el gobierno norteamericano, una excusa muy mala) es para evitar que los inmigrantes ilegales crucen la frontera, que se introduzcan en el país vecino, sobretodo si se trata de mexicanos y centroamericanos.
Han existido casos de indocumentados que se van al país vecino buscando mejorar su nivel de vida, la economía en este país no es buena, y eso lo sabemos todos, nuestra moneda cada vez se devalúa más, y el dólar para los que se van es un sueño que algunos logran alcanzar y en otros se convierte en utopía.
Es bueno poner límites, reglas, orden, pero ¿un muro que divida un país de otro?
Las personas que no cuentan con la documentación necesaria e intentan rebasar límites que las autoridades imponen no se están rebelando, no lo tienen que ver así, ellos tienen deseos de superarse, de tener la oportunidad de ofrecerle algo mejor a su familia.
¿Cómo conseguir los “papeles” necesarios para acceder al país vecino si no se tiene dinero? Un pasaporte te cobra una cuota dependiendo de la vigencia del mismo, después necesitas tramitar una visa, la cual es difícil de conseguir, no se la otorgan a cualquier persona (¡viva la discriminación en su “democracia”!).
Estas personas no son obligadas a irse, pero sí orilladas, porque analicemos unos aspectos, en México la economía es baja, los trabajos bien pagados la mayoría de las veces los obtienen personas que no saben hacer nada, pero que están bien posicionadas o recomendadas por alguien de alto rango.
Entonces, los trabajos que quedan para desempeñar son pesados y mal pagados, esto hace que los ciudadanos decidan cruzar una frontera, sin importar lo que pueda sucederles, dejando a su familia, habiendo entendido algo, si logran su objetivo mejorará su forma de vida, pero si no lo consiguen podrían quedar en el camino de formas diferentes, encarcelados, deportados o muertos.
No es posible que el país del norte siempre haga los mismo, te dé la mano y al final una puñalada en la espalda, los indocumentados NO buscan introducirse en su territorio para matar, robar, o cometer actos delictivos, sólo quieren trabajar, conseguir ingresos económicos para el sostén de su hogar, y es una humillación que se construya una barrera, ellos pueden hacer y deshacer a su antojo, pero no ofrecen la misma libertad a otros países.
Cada vez se vuelve más difícil alcanzar “el sueño americano” y sobre todo si se quiere realizar legalmente (por todos los trámites que se deben hacer), ya el mundo vio lo que es una libertad a medias con el Muro de Berlín y también nos dimos cuenta de que “la unión hace la fuerza”.
Difícil, no imposible, La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar. Eduardo Galeano

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