miércoles, 18 de noviembre de 2009

copa-3

Copa de nada

La Prensa Amarilla (2ª Parte)

Por Adriana Citlalli Toledo Montes *


"Nuestra ficticia vida política sería incompleta si no tuviéramos una libertad de prensa igualmente ficticia. Teóricamente nuestros periódicos pueden decir lo que quieren. Prácticamente dicen lo que pueden." (Octavio Paz)
Somos un país con libertad de expresión, de imprenta, pero debemos estar conscientes de que existe la libertad y el libertinaje.
Muchas veces exigimos más de lo que aportamos, estamos acostumbrados a obtener lo que deseamos a costa de cualquier cosa. Y también nos quejamos de la mala calidad de la información que se nos quiere otorgar, pero no ponemos de nuestra parte para que esto vaya disminuyendo.
Pero ¿cómo dejar de alimentar nuestra curiosidad? ¿Cómo no querer leer una nota que tiene una foto impactante, un encabezado comprometedor? ¿Cómo evitarlo?
Tendríamos que buscar otra forma de entretenimiento para poder satisfacer nuestras necesidad de estar al tanto de los temas amarillistas. Pero ¿quién no ha leído una revista o nota que toque temas polémicos? Aceptémoslo, por lo menos una vez lo hemos hecho, ya sea por el encabezado de la nota, por alguna fotografía que aparece o porque dice con letras grandes y de un color distinto “exclusiva”.
Es totalmente cierto que la mayoría de los periódicos y medios de información nos ofrecen basura, lo menciono así porque la información proporcionada casi siempre nos habla de conflictos entre partidos políticos, que al protagonista de la novela de las nueve lo vieron con una amiga en una situación comprometedora etc. Te dicen mucho y al final no te dicen absolutamente nada.
El amarillismo ha ido creando una imagen falsa del periodismo y los periodistas, las personas ahora creen que todo se basa en programas de espectáculos, en a hablar sobre la vida privada de los artistas, y no se interesan por lo que verdaderamente es noticia.
Una de las causas es que los medios llegan a acuerdos con distintas autoridades, las cuales les dicen lo que deben o no decir, es ahí en donde vemos que no todo lo que se diga estará completo, nos estarán otorgando una verdad a medias. Lo anterior no es porque el periodista así lo quiera, pero hay veces en que saber de más es peligroso.
Por ejemplo, cuando se habla acerca del narcotráfico, cuántas veces no hemos escuchado que un periodista que estaba investigando o publicó una nota sobre algún narcotraficante “desapareció” y días después nos encontramos con la noticia de “lo encontramos tirado en un lote baldío, barranca, al lado de la carretera etc.”
En lo que respecta a televisión y radio es lo mismo, aquí se trata de las empresas que nos ofrecen información, que buscan la forma de sacar la mayor cantidad de ingreso económicos.
“La cultura que da forma a la actual versión de la prensa amarilla es ciertamente signo de la confusión y el desorden de nuestras sociedades, de la velocidad de la vida actual que sedimenta con dificultad y que no opera en los plazos largos, sino en la inmediata satisfacción de necesidades” (Macassi,2002:2)
La prensa amarilla se encuentra en todas partes, nosotros somos los que decidimos si la adquirimos o seguimos buscando un periodismo que en verdad ejerza una ética, que nos informe verdades, no opiniones.


Bibliografía:
Macassi S. (2002). La prensa amarilla en America Latina. Chasqui. (77).

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