viernes, 6 de noviembre de 2009

contraste-3

Contraste alterno
Dónde está el conflicto
Por: Laura Olmedo Zamora *

Después de indagar en la historia sobre lo que ha ocurrido con nuestro sistema político mexicano, desde la creación de la constitución como base o reglamento de dicho sistema, su conformación, sus alteraciones y todos aquellos presidentes que la han usado como bien les parece, los alumnos de periodismo, en la clase de Sistema Político Mexicano, nos enfocamos en temas relacionados con: la figura del presidente, sus obligaciones y atribuciones; el poder legislativo, su conformación, sus obligaciones y atribuciones; así como el poder judicial en los mismos rubros.
Primeramente debatíamos sobre el presidencialismo en México y en otros países de America Latina, cómo es que en Estados Unidos sí funciona el presidencialismo y aquí no.
En el libro de Arturo Valenzuela, Presidencialismo y parlamentarismo en América Latina, se menciona que ambas formas de gobierno son buenas si se saben aplicar y que son factibles en diferentes situaciones.
Reflexiona sobre los problemas financieros del mundo y manifiesta que el eje principal para la solución es la democracia, pero una democracia fuertemente consolidada donde exista un sistema de representación y participación real de la sociedad, donde el sistema de gobierno pueda instrumenta políticas colectivas y que los partidos políticos estructuren programas eficaces.
En el punto de vista del autor, el parlamentarismo es más eficaz que el presidencialismo ya que puede configurar con mayor facilidad los gobiernos de mayoría., sobre todo en sistemas multipartidistas. En el parlamentarismo quienes eligen al presidente es precisamente el parlamento, lo que en nuestro sistema es el poder legislativo, y a ellos los elige la ciudadanía. La responsabilidad de elegir un buen presidente queda en sus manos, algo que a todos les conviene de la misma manera.
Nuestro presidencialismo, a diferencia de Estados Unidos, tiene un mal llamado “intereses de partidos”, e aquí el conflicto, lo que nunca ha permitido que se avance y se generen soluciones en los problemas.
Los legislativos son unos y el presidente es otra cosa completamente diferente, no pueden trabajar en conjunto porque por en medio está el orgullo y la fidelidad con el partido.
En Estado Unidos existe una suprema corte que tiene facultad para decidir sobre el congreso y sobre el presidente, lo que ha permitido que en un momento de crisis entre estos dos poderes actúe como árbitro y logren acuerdos.
Algo que jamás pasará en nuestro congreso, un ejemplo el actual gobierno, si Felipe Calderón propone una iniciativa de ley simplemente no encontrará el apoyo de los diputados que en su mayoría son del PRI, esto porque son punto a favor del PAN si se obtuvieran buenos resultados en la iniciativa y se verían afectados en el próximo sexenio.
En cuanto al poder judicial, como es bien sabido, es un poder controlado por poder ejecutivo. El presidente es quien los maneja y quien a la vez los mantiene contentos otorgándoles buena parte de recursos, así puede asegurase de que mientras este poder esté de su lado nadie lo puede destituir de su cargo.
Precisamente uno de los grandes fallos del gobierno de Calderón es haber destinado muchos recursos al combate del narcotráfico, donde no solo ocupó de la policía federal sino también de los militares. Decisión que tuvo como resultado un empeoramiento de la situación al hacer que las grandes bandas que operan con el narcotráfico se sintieran amenazadas y comenzaran crear un ambiente de pánico en la sociedad y a tomar venganza en contra de gente inocente.
Dejando a un lado al máximo representante del ejecutivo y no yéndonos tan lejos, podemos analizar nuestro sistema político mediante nuestro gobernador, presidente municipal y diputados que de acuerdo con una infinidad de leyes tienen ciertas obligaciones que en su mayoría hablan de vigilar, promover, dirigir y coordinar una serie de acciones en materia de gobierno, de servicios a la sociedad, en desarrollo urbano, en seguridad, etc.
Se hace más evidente la falta de preparación de estas personas y la in competitividad que tienen antes los problemas reales de la sociedad. Que si fueran cuestionados sobre el trabajo que deberían desempeñar y sobre lo que establece la propia constitución se quedarían muy cortos.
En alguna ocasión tuve la oportunidad de visitar el congreso de Colima y francamente parecía todo menos una sesión de trabajo.
Gente platicando mientras un diputado tomaba la palabra, otros desayunando, otros atendiendo entrevistas, gente parada y caminando como en un centro comercial. Esperé que terminaran su “labor” del día, alrededor de las cuatro de la tarde para poder entrevistar a un diputado quien me concedió 20 minutos porque tenía asuntos que atender.
Como antes mencionaba, no es necesario irnos tan lejos para conocer los quehaceres de cada poder, porque lo hacen ante nuestros ojos, la cuestión es que como sociedad no se los demandamos, no les exigimos. Ellos no se ven presionados para hacer su trabajo como debería de hacerlo, tampoco les incomoda ganar miles de pesos al mes. El día que se les cuestione y se les obligue a rendir cuentas, quizás ese día las cosas comiencen a cambiar.



* La autora es alumna del séptimo semestre de la Licenciatura en Periodismo de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima