martes, 3 de noviembre de 2009

Germinal-2

Germinal
Autor: Karen de la Torre *
El mexicano patriota

México posee en colectividad la característica del patriotismo, que a diferencia del significado que le atribuye el Diccionario de la Real Academia Española, mexicanamente se describe como el esfuerzo de la gente por conformar una imagen limpia al exterior del país: El pueblo se solidariza ante los éxitos de unos cuantos morenos hijos de México y esa misma solidaridad los lleva a sentirse dueños de sus logros.
Un ejemplo claro es la posición mundial de Carlos Slim Helú, él ocupa el tercer puesto en cuanto a la lista de Forbes de los más ricos del mundo; Slim Helú empresario mexicano, lleva a nuestros hogares una reconformación súbita que se mezcla con el olor a la tortilla caliente del comal, lo cual apasiona los bombeos de nuestro corazón y sentimos que hasta la sangre se hace más roja: Un mexicano siendo el tercer hombre más rico del mundo; que bien, compremos más de lo que oferta para que llegue al primer puesto…
No hay que negar que Slim tiene un finísimo olfato para el negocio, pues todo México es territorio de Slim: Telmex, Telcel, IDEAL, Primer Nivel, Samborns; entre auditorios, tratos gubernamentales y demás negocios que ha de tener este señor.
De nuestros atletas podemos ejemplificar de igual forma, hay oro, y el titular en el periódico dice: “México gana oro en Taekwondo”. Mientras que el esfuerzo y el mérito es de una persona, y tal vez de su equipo.
Pero hay algo más que le parece exquisito al corazón patriota del mexicano, y es ver un partido del Tri con sus amigos y una cerveza fría: El aficionado es capaz de pagar la cuenta hasta de 6 yardas, lo equivalente en algunos bares a 12 cervezas aproximadamente, cabe mencionar que cada una cuesta algunos 15 pesos.
Solía decir una de mis maestras en la preparatoria, que en clásicos (América Vs. Chivas) y partidos del mundial, el país se paralizaba tanto así como para tomar una siesta en alguna avenida sin que nadie se diera cuenta.
El mexicano es un ser tan complicado que me es difícil comprender su fidelidad sobre ciertos temas, mientras que otros realmente importantes son tomados con tanta ligereza; es decir, con el tema de los impuestos sólo algunos sectores de la sociedad se ven inconformes, pero sólo eso: Inconformes.
Mientras que hay más millones de mexicanos presenciando un partido de futbol, otros pocos están en protesta porque no les quiten su trabajo, piden solidaridad en su manifestación y México les da la espalda. Algunos otros, gritan frente a oficinas del SAT en desacuerdo por el tema del IVA: "No al alza de impuestos" y "Sí al retiro de pensiones de los ex presidentes" y México opta por no enterarse.
Y peor aún, que mientras hay tantos mexicanos entretenidos en las dramaturgias que ofrece la vida azotada del país, hay unos cuantos multicolores, que planean estrategias para llegar a la (imagino muy cómoda por la alta demanda) silla presidencial con el número 2012 en la cabecera.
Y es tan obvio que cada mezcla de colores, ya sea: Blanco y azul; amarillo y negro, con sus matices; o verde, blanco y rojo, se mueven con el único interés de no manchar su traje y aturdir su imagen que le dé entrada a la Presidencia de la República.
¡Es eso y nada más¡ nuestros deseos por superarnos salen sobrando a la vez que las necesidades políticas de los que ocupan espacio en las limpias instalaciones de los congresos y oficinas públicas, quieren seguir metidos ahí, y atesorar lo que por legitimidad nos corresponde; y darnos deudas, IVA y depresivas emociones por falta de sustento en la casa.
Pero el mexicano no hace nada, ve caer a México y él no hace nada; su mediocridad va en aumento como el peso con su desvalorización.
Y parece que México jamás se pondrá de acuerdo en bien usar su patriotismo y amar a su nación como lo amerita; la desorganización entre la colectividad es demasiado grande como para que haya la posibilidad de una verdadera democracia.
Y me refiero a que si México es un país demócrata, puesto que los gobernantes no hacen un papel de aplaudir; por qué no mejor tomamos nuestro papel del poder del pueblo, y sondeamos los puntos a tratar en la próxima sesión del Senado.
Ellos, los burócratas, los diputados y senadores, los intocables gobernadores, todos ellos, jamás van a disminuir su salario, preferirán a toda costa dejarnos la carga de mantener al país: Por patriotas conformistas, quedaremos aplastados.
Hay tantas salidas que debieran ser analizadas antes de arriesgar el pan sobre la mesa de los hogares mexicanos; como molestar a los de la casa grande para que paguen debidamente sus impuestos, o tal vez, bajar el salario de los diputados, y ya que entramos en el tema de los diputados, pues, si no es mucho pedir, que quiten a unos cuantos 100 de sus sillas, su ausencia no se notaría.
Que reduzcan los presupuestos para campañas políticas… que desaparezca la obligación por mantener a los ex presidentes hasta su muerte, es decir, que se les quite su pensión vitalicia (ya mucha riqueza material tomaron en su poder, no les hace falta).
A finales del mes de octubre, en el periódico Milenio se publicó una nota que revelaba: En tan sólo dos años (2006, 2008) 5 millones de personas cayeron en la pobreza, sin embargo, el gobierno se da el lujo de tomar decisiones prematuras que afectan a 44 mil familias (como si el país estuviera en condiciones de soportar tal golpe) y las soluciones brotan como margaritas en los campos expuestos al sol.
Gobernantes inconscientes tienen en sus manos el incierto futuro para las familias mexicanas, y con su fijo y abundante salario, no hacen más que atrofiarse la mente con bienes banales. En medio de discusiones por la silla presidencial, nuestros bolsillos están de por sí vacíos.

* La autora es estudiante del tercer semestre de Periodismo de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima
Publicado en el Comentario: 2009-11-03

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