martes, 3 de noviembre de 2009

Contraste-2

Contraste Alterno

¡Burocracia!.. su lechuguita

Por Eliana Marisol Ponce Márquez

Pocas personas sabrían ubicar al señor Joaquín Salvador Lavado, si sólo se le menciona por el nombre. Ahora bien, otras pocas podrían reconocerlo si saben que es de origen argentino y que tiene hasta la fecha un grandioso talento para los dibujos animados y para la crítica.
Pero para el efecto, si se habla en particular de Quino, no poca gente reconocería enseguida de quién se habla, sino incluso sabrían que es un hombre que creó historias de humor tranquilo, reflexivo y en ocasiones sarcástico y que dejó como legado varias obras, entre ellas una de las más conocidas a nivel mundial: Mafalda.
En la vida de Quino, el amor al arte de dibujar inició desde muy pequeño, contando historias con sus trazos, hasta que logró entrar a la escuela de Bellas Artes de su país. Con la ilusión de cumplir un sueño, a partir de 1950, como primer intento, y después de ese año, empezó a relucir sus historias en diarios, periódicos y revistas y posteriormente se publicaron ya como libros.
Los años sesentas fueron los más relucientes en cuanto al inicio de carrera del dibujante, pues en 1963 se publicó su primer libro de humor, llamado “Mundo Quino”, el cual contenía una sarta de dibujos humorísticos relacionados con la sociedad y con situaciones que ocurrían en el mundo.
Fue ya en 1964 cuando su obra, podría decirse, más familiarizada y conocida, salió a luz, me refiero a Mafalda, que prácticamente trata de la vida de una niña de 9 años que durante su infancia va aprendiendo de la vida y el mundo y lo que pasa en este, preguntándose cada detalle y criticando a la vez lo que para ella parece incorrecto. Así, junto con sus amigos, que cada uno parece ser un reflejo de una parte de la sociedad, ven el mundo de su manera, desde la niñez, pero cargado de un humor en ocasiones crítico hacia el gobierno, la sociedad y el mundo, que Quino le imprimía a sus personajes.
En los personal, desde la infancia soy una admiradora del señor Quino y obviamente de sus dibujos, el haber leído a Mafalda y reído con sus ocurrencias, todas del dibujante, me enseñó parte de las historia del mundo en esos años en que yo aún no nacía, ya que él, nacido en 1932, en la ciudad de Mendoza, Argentina, plasmaba no solamente personas o seres creativos en hojas de papel, sino que les daba un total significado de estado y tiempo. Por ejemplo, recuerdo los cientos de veces que Mafalda platicaba ya fuera con Felipe, con Miguelito, con Susanita o con Manolito de la guerra de Vietnam y del comunismo, o que se quejaba de los chinos y se impresionaba con el hombre en la luna y toda la tecnología que para esa época estaba suscitando en su país.
Después del impacto que significó en la carrera del dibujante esta niña imaginaria de 9 años, un día simplemente decidió dejarla por la paz. Aunque esto no fue del todo posible, pues a petición del Fondo de las Naciones Unidas (UNICEF), en 1977 se le pidió a Quino ilustrar con los personajes de Mafalda una campaña mundial de la Declaración de los Derechos del Niño, quedando con esto, un legado más amplio para la humanidad.
Actualmente, gracias al ingenio de Joaquín Salvador Lavado, su nombre ha llegado tan alto y brillado en tantos lugares que muchos festivales en el mundo, tanto de historietas como de libros y artes, lo han llamado para participar en ellos, entre estos podemos contar la Feria del libro de Guadalajara y la que se está llevando a cabo ahorita en Bogotá. También ha ganado varios premios que sin duda lo consolidan como un ser artístico y como un dibujante excepcional que a sus 77 años, es aclamado en su país y por quienes tenemos el gusto de conocer y disfrutar sus dibujos, historias y personajes.

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